
Ilustración 1. En el principio prevalecía la oscuridad, la calma… luego la palabra. Códice Yuta Tno’o (Vindobonensis), p., 52
El habla no es sólo un instrumento que el hombre posee entre otros muchos, sino que es el primero en garantizar la posibilidad de estar en medio de la publicidad de los entes.
*Ignacio Ortiz Castro
PREÁMBULO
1. Palabra primigenia y orden del mundo
La palabra en su mayor significado: como instrumento de reflexión, de conocimiento y comunicación es finalmente el instrumento filosófico del hombre. Logos entre los griegos, Verbo en la tradición judeocristiana, Sa’an vilì entre los ñuu savi o mixtecos: podría afirmarse que tienen cierta similitud en sus significados y sentido; desde luego, cada cual desde su propio enfoque cosmológico
“Antes que todas las cosas fue Caos”, afirma Hesíodo; pero después vino el logos y con el logos el orden.
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, reza la Biblia. Dios es el Verbo Divino de la teogonía y cosmogonía judaico-hebrea que ordena la tierra porque “estaba desordenada y vacía” […]
Ahora bien, es a través de la palabra que ontológicamente se expresa el ente; por la palabra se apresa al ser de los entes y de las cosas, se establece su valor y sentido de ser. Es, al tiempo, no sólo expresión ontológica sino epistemológica, puesto que ella es el medio para construir los conceptos, las categorías y las teorías filosóficas y científicas. La palabra: como logos, como diálogo y proceso discursivo es principio y/o límite de los seres. El preguntar por el ente es colocarlo previo al Ser; empero el Ser sólo puede ser pensado por el ente; es decir, por el sujeto del discurso; éste es el único que interroga, lo cual lleva implícita la duda, como apetencia de saber.
I. TAA NI SA’NU TEE SA’AN VILì ÑUU SAVI (SUJETO Y LENGUAJE FILOSÓFICOS EN LA MIXTECA)
1. ¿Qué es Sa’an vilì?
Puede señalarse que cuando nos acercamos al mundo mixteco, también en el principio es la palabra; pero no cualquier palabra sino aquella que refiere al origen del mundo y de las cosas; y se encuentra que con ésta se aprehende y aprende el mundo y la existencia y, a la vez, es medio por el cual se da la comunicación.
Sa’an es hablar; vilì proviene de florido, refinado, inspirado, estético…, luego entonces es hablar bien, decir bien las cosas. Es instrumento relacionador; busca la conexión necesaria de las cosas entre sí y de éstas con el hombre. Mundo y hombre están intrínsecamente relacionados en el Sa’an vilì.
Semejante al Verbo de la tradición judeocristiana y el Logos griego, Sa´an vilì es instrumento primigenio dentro de lo que podría ser la génesis del mundo y de la vida:
Empleando términos actuales: Taa ni wisi taku (Escribano), que también podría ser al tiempo Taa ni sa’nu (Señor grande que crece en saber) y que plasma su conocimiento en los naandeye (códices o pieles sagradas), nos dice que en el principio era la oscuridad, luego la palabra…, la palabra en sus múltiples manifestaciones. Habla y palabra, instrumentos a través de los cuales el ser humano se expresa, comunica y proyecta. Ella es como luz multicolor porque multicolor es la situación y estado de ánimo del hombre…, como multicolor son también los varios rumbos del mundo.
2. La palabra como habla y como diálogo
El habla no es sólo un instrumento que el hombre posee entre otros muchos, sino que es el primero en garantizar la posibilidad de estar en medio de la publicidad de los entes. Así, sólo hay mundo donde hay habla, y ésta no es un mero instrumento disponible, sino el acontecimiento excelso de la posibilidad de ser hombre (ser humano). El habla originalmente es un bien, garantiza al ser humano su ser histórico, pues donde hay mundo hay habla; es decir, la constante siempre cambiante de decisión y obra, de acción y responsabilidad, al igual que de capricho y aspaviento, de caída y extravío…, luego entonces, en conclusión: el ser del hombre se funda en el habla. Tomada ésta en su acepción más simple, es un conjunto de palabras y reglas de sintaxis; sobre ello se realiza el habla; pero es sólo una manera en cómo se realiza, porque ella únicamente es esencia en el diálogo. El diálogo es oírnos mutuamente. Somos un diálogo. Éste es portador de nuestra existencia.
Desde que somos un diálogo, desde que podemos oírnos de frente, somos históricos, porque a partir de ahí se ha experimentado mucho y nombrado las cosas y se pudo contar el tiempo; incluso, nombrar a las muchas divinidades (entendidas éstas como fuerzas de la naturaleza para el mundo mixteco y mesoamericano). Puede decirse que habla y creación resultan lo mismo, porque hasta que el habla aconteció propiamente como diálogo, vinieron las divinidades a la palabra y apareció el mundo.
Todo: Aparición del mundo y divinidades (como fuerzas o entes naturales) no son más que una consecuencia del acontecimiento del habla; el diálogo, que somos nosotros mismos, consiste en el nombrar los entes y llegar a ser el mundo en la palabra.
3. Cosmogonía y filosofía
El don de la palabra es el instrumento con el que se pueden nombrar las cosas, darle sentido al mundo que es el espacio vital del hombre; antes de ella, oscuridad, tinieblas. Desde tiempos remotos, el mundo ñuu savi en su cosmogonía, ya se planteaba los orígenes del mundo, de la naturaleza de las cosas y del mismo hombre (ser humano).
Se puede observar una escuadra azul que bordea la parte baja; ésta representa al cielo y, por extensión, al universo mismo. En otras palabras: tal banda inferior connotaría que el color azul significa cielo o el color del firmamento. La idea se complementa con varios signos iguales que semejan ojos, ojos titilantes, que son las estrellas y, por consiguiente, representan la noche (entendida como oscuridad); pero además, al formar una escuadra, se plasma la intención de abrazar, de abarcar, de cubrir, de llenar… De ahí que en el comienzo o principio sólo hubiese oscuridad: el universo en gran calma y en tinieblas. Reitero: los ojos que se observan son estrellas (metaforizadas éstas como ojos estelares), todo lo cual significaría en la oscuridad, por lo tanto, sólo el Universo estaba ahí, indistinto, total, uno, y a la vez atemporal, sin historia; sin embargo, dentro de la oscuridad está la luz… así, oscuridad entraña luz. La primera contiene a la segunda y ésta es germen…, tal es la dualidad, origen de todo lo existente, y el dualismo como base de la filosofía ñuu savi. Se trata de un estado premetafísico. Se parte de un dualismo; opuestos que se complementan (nunca antagónicos irreconciliables) porque se necesitan. El dualismo es el fundamento de la cosmovisión mesoamericana, su base filosófica.
II. SUJETO FILOSÓFICO, LA PALABRA PRIMIGENIA Y EL ORDEN DEL MUNDO
1. Palabra y Ceremonia
…el universo era amorfo, sólo oscuridad y tinieblas, simplemente estaba ahí; pero aparece el don del habla y la palabra. Hay dos personajes sentados. Uno frente al otro. El primero está sentado sobre un tipo de almohadón sencillo y el otro en cuclillas. Ambos pintados de negro, lo que significa que cumplen una función. El primero está hablando, por eso salen vírgulas multicolores de su boca y el otro presenta en las manos elementos para la ceremonia (piciete); todo indica que se crea el don de la palabra y se establece la ceremonia, porque mientras uno habla el otro sostiene la ofrenda.
Palabra y Ceremonia: dos instrumentos del hombre para entender, para crear, para situarse dentro del mundo. Palabra y ceremonia acontecen en amalgama, indisolubles, pues sin uno el otro es incompleto. He ahí el origen del ritual mesoamericano presente hasta nuestros días.
En suma: antes de Sa’an vilì, sólo oscuridad, soledad; después de ella, claridad; es decir, palabra develadora y reveladora… o como bien lo dijo un connotado pensador mixteco, el profesor Abraham Castellanos: “…antes de que existieran las cosas del Universo; pero no en el cáos (sic) del que nos hablan las literaturas orientales, sino simplemente como la causa primordial de la luz oriental y la luz occidental…”; es decir, aquello que ilumina en la oscuridad, lo que despeja las tinieblas para aprehender al ente y expresarlo:
surge el cielo blanco del albor de la mañana, el cielo carmesí que precede a la salida del sol, el cielo oro de la aurora vespertina, el cielo del día y el cielo de la noche.
Son las edades sin tiempo en el infinito del pasado. Siguen a estas […], aquellas que se refieren a las catástrofes del mundo creado, hasta que el mismo Espíritu Creador [¿Sa’an Vilì?] ordena la formación de los tiempos y nace la cronología hábilmente calculada […],
y como instrumento clarificador, con ello se nombra, ubica, mide, ordena y clasifica…, para finalmente encontrar sentido al mundo. En otras palabras: hay conciencia e historia del mundo, como bien lo alude Castellanos, y únicamente hay conciencia en cuanto existe la posibilidad del habla y, por ende, de crear lenguaje así como de recrearlo. Es el dar nombre a todas las cosas lo que permite al hombre ser consciente del mundo y de sí mismo. Funcionalmente, pues, el habla y el lenguaje son lo mismo que la conciencia. Sólo donde hay habla puede haber mundo y sólo donde hay mundo hay historia. Por lo tanto, el habla es la garantía de que el hombre puede ser histórico; es decir, de estar notablemente en medio de la publicidad (múltiple) de los entes.
III. LOS TRES NIVELES Y LA PALABRA (VÍRGULA CAFÉ, ROJA Y AZUL –JADE O TURQUESA–)
Retomando: antes de Sa’an vilì: sólo confusión, oscuridad; después de ella: claridad, orden, comunicación de quién ve las cosas con claridad pues es palabra creadora preexistente. Es entender lo que acontece en los tres planos y comunicarlo: las alturas representadas por la vírgula azul; la roja que nos habla del curso constante del Sol, alborada y arrebol, la luz primera que alumbró el mundo donde habita el ser humano; la café, oscuridad, donde se ubica el inframundo. En suma: las alturas, la tierra donde habita el hombre y el inframundo; los tres niveles que le ocupan al sabio, al observador, al pensador y trata de comunicarlo en esa página 52 del Yuta Tno’o (Vindobonensis); decir y comunicar bien lo que se ha observado bien en los tres planos.
Todo ello fue posible por la labor del sujeto que buscó conocer, al tiempo que hablar y comunicar, lo que observó en los tres planos: las alturas, mundo humano e inframundo, planos que encontró conectados; conocimiento científico y filosofía serían pilares para su existencia, de su arte y de la permanencia de los entes
.
IV. PERMANENCIA DE SA’AN VILì Y TAA NISA’NU
1. La palabra o Sa’an vilì en la tradición oral
Ahora bien, Sa’an vilì está vivo. Este lenguaje que aparece representado en los códices, en la actualidad sigue presente de manera oral en muchas de las comunidades de la vasta Nación Ñuu Savi (Mixteca), comprendida entre Guerrero, Oaxaca y Puebla.
Tal lenguaje es especializado y sutil, pues siempre se realiza a través de un discurso, ya sea en momentos de trabajo, actividades cívicas o laicas, o en actos religiosos. Estos últimos se entienden como la invocación a los dioses de la cultura propia o autóctona, por ejemplo, al llamar al viento, al invocar la lluvia o al dirigirse a la naturaleza misma para compartir con ella bebida o comidas, pues los ñu’un o fuerzas están en ella, ya que viven en los montes, ríos, parajes, cañadas… Pero además habrá de señalarse que los actos religiosos se han sincretizado con lo católico y en esa ceremonia híbrida también está presente Sa’an vilì. Se puede decir que es un lenguaje con estructura especial, cuya emisión y resonancia poética (difrasismos y metáforas) causa efecto arrobador en el receptor; los actos junto con las palabras están llenos de solemnidad, misticismo y de filosofía, contenidos estos que dan relevancia a la ceremonia. Por ello, “se convierte en algo selecto y culto, propio para consagrar, bendecir y glorificar al ser humano o las cosas que existen en su entorno natural”. Así, Sa’an vilì como discurso y como discurso-parangón se emplea en actos considerados relevantes y significativos.
Como discurso es el lenguaje que en sí encierra y revela, dentro de la oralidad, la ancestral cosmovisión y filosofía. Este medio es la forma como se han conservado y transmitido oralmente los conocimientos morales, religiosos, políticos, organizativos, filosóficos del mundo de los Na Savi (Gente de la Lluvia). Así, remontándonos a los tiempos pasados, en algunas escenas de algunos glifos en los naandeye (códices) puede haber un discurso bien estructurado donde se plasma la cosmovisión y filosofía; en el pretérito remoto aparece como lenguaje hablado y escritura pictográfica (códice); ahora, Sa’an vilì sólo pervive en la oralidad:
Aunque hayan desaparecido los penachos, orejeras, collares, brazaletes de oro, jade y turquesas de los atuendos de sus dignatarios, sacerdotes… y éstos convertidos en una simple camisa y pantalón de tergal… éstos se desvanecen, las Buenas Palabras, la Palabra Antigua no ha cambiado; […] tan profunda e inmutable es esa Palabra Antigua que contiene su pensamiento mítico, una profundidad filosófica de la vida y que rima su vida cotidiana, la cual está íntimamente enlazada con sus creencias religiosas ancestrales.
Las buenas palabras de los antiguos, expresa vox populi, cuando hace alusión a Sa’an vilì. Actualmente, dicho lenguaje sólo lo emplea un pequeño número de personas especializadas en él dentro de la población, y se le conoce al versado en ese lenguaje como Taa nisa’nu. Sa’an vilì resultaría el lenguaje filosófico empleado por aquél.
No está por demás decir que vive momentos difíciles; no obstante, sobrevive en situaciones especiales dentro de la vida comunitaria en los parangones o discursos. Por ejemplo, pedimentos y bodas, en el ritual savi, o pedimento de la lluvia en Viko Ndii o Día de Muertos y en momentos festivos. Considero que en la actualidad está apostándose a su revaloración y rescate.
2. Taa ni sa’nu: Receptor, transmisor y enriquecedor de la filosofía ancestral.
¿Quién es un Taa ni sa’nu? Dicho término significa señor de respeto y grande tanto por su experiencia como por su conocimiento y sabiduría; grande por su virtud afincada en el saber. No cualquiera lo es ni la comunidad misma lo acepta si no cumple con ciertas exigencias o requisitos para ser considerado como tal, pues va en relación directa con la personalidad en cuanto a conocimiento, experiencia y servicio para con la comunidad:
La grandeza ó reconocimiento que se le da a estas personas, va en razón directa a la sabiduría que poseen, al gran conocimiento que han acumulado por el tiempo vivido, al cúmulo de conocimientos que guardan en su ser por la experiencia que le ha dado la vida, esa gama de aprendizajes obtenidos por los servicios prestados al pueblo, unidos a las enseñanzas de sus padres y abuelos que son los portadores de la herencia de sus antepasados, historia oral que se viene heredando de generación en generación.
Conocimiento, experiencia, sabiduría, servicio, siempre aprendizaje, son características que este autor refiere para dicho personaje. Sin embargo, creo que la personalidad de este sujeto filosófico es aún más compleja. Para el mundo occidental, sabio es aquel que tiene experiencia y conocimiento; para el mundo mixteco, sabio sería aquel que además ha servido a su comunidad de manera eficiente y honesta, reafirmando así su sentido de comunalidad que fundamenta su cosmovisión. Precisamente por esto, la base del pensamiento y la acción es fundamentalmente lo que se llama comunalidad; es decir, todo lo que se relaciona con la vida comunal, el trabajo comunal, el poder comunal, la fiesta comunal. Nuestro pensar bien puede nominarse: Filosofía de la comunalidad.
Taa ni sa’nu aprende esa herencia directa como indirecta que le viene de generación en generación, aún sobrevive en los pueblos donde todavía se habla tu’un savi o mixteco; también tal legado está presente en pueblos donde el idioma autóctono se ha dejado de usar pero la vida cotidiana está sostenida por la ancestral cosmovisión. Ese aprendizaje, como producto de la enseñanza recibida, hace que se convierta en un distinguido pensador en y para su comunidad; en una persona capaz de jugar con su lengua: “ya que es un lenguaje lleno de metáforas, lleno de paralelismos […]; por eso, en el desarrollo del discurso” habla “de las cosas naturales y de su esencia, de las cosas que sirven para comparar o ejemplificar la vida humana”, y simultáneamente se “reconocen y valoran ciertos símbolos que rigen la vida íntima de la comunidad y que de alguna manera representa a su organización social”.
Así, la valoración y revaloración que hace el Taa ni sa’nu de los conocimientos de su cultura, ha sido significativo para la sobrevivencia de la misma. Así es como él viene transmitiendo su saber, desde la Colonia hasta nuestros días, en forma oral, para que se perpetúe y no muera.
*Filósofo Ñuu Savi








