
Cuando la policía trasladó a Erick al hospital el 26 de septiembre de 2014 se contabilizaban cuatro heridos y varios detenidos. No fue la única refriega en contra los estudiantes, hubo dos ataques hacia los normalistas, el primero cometido por policías municipales contra tres autobuses de línea en los que viajaban los jóvenes ahí resultó herido Aldo Gutiérrez Solano, de Ayutla (estado vegetativo).
Texto y foto: Kau Sirenio
Cuando la policía municipal de Iguala detuvieron y desparecieron a 43, además de asesinar a tres normalistas de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Ese día, la policía comunitaria cuidó la escuela, a lado de una fogata que los propios vigilantes hicieron. Mientras que en el comedor del internado, los normalistas se reunieron en asamblea extraordinaria para informar de lo que les pasó a sus compañeros.
A las 8:00 de la noche, los normalistas se enteraron que sus compañeros fueron rafageados por la policía municipal de Iguala. En el ataque se supo que dos normalistas resultaron heridos, sin tener más datos.
Información preliminar que comparten los integrantes del comité estudiantil con los primeros reporteros que llegaron a la escuela es escueta: “Fue que la policía municipal reprimieron a los compañeros que salieron de Ayotzinapa a Iguala a botear y tomar unos camiones que utilizaríamos a la marcha nacional el 2 de octubre, en la ciudad de México”.
Explicaron además: “Los compañeros que se fueron en dos autobuses, salieron a las seis de la tarde, iban 80, entre pelones (nuevo ingreso) y parte del comité de lucha y orden y disciplina”.
Esa noche la policía atacó primero a los de nuevo ingreso por la policía. Después a los integrantes de Comité Ejecutivo Estudiantil Ricardo Flores Magón que llegaron a auxiliar a sus compañeros en dos urvan y una camioneta.
Casi a medianoche llegó más información que cayó como plomo entre la comunidad estudiantil. Los muchachos desesperados buscaron más datos pero no hay de mucho. Mientras hablaban por teléfono escucharon ráfagas en contra de sus compañeros. Después se enteraron que en Santa Teresa, por el Periférico Sur de Iguala, el autobús donde viajaban los futbolistas del equipo los Avispones de Chilpancingo fue rociado a plomo por armas de hombres no identificados, ahí resultaron tres muertos.

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La reunión terminó en el comedor antes de la medianoche, los normalistas acordaron que los ex voceros formaran una comisión de acompañamiento para mantener el control entre la base estudiantil, por lo menos esa noche. Otros se organizaron en comisiones especiales para ir a Iguala.
Después que se retiraron de la asamblea, los estudiantes recibieron más información de sus compañeros, el aviso les cayó como agua fría cuando se les dijo que dos normalistas fueron asesinados y el grueso de los pelones fueron detenidos hasta esa hora.
Uno de los comisionados es ex secretario General del Comité Ejecutivo Estudiantil Ricardo Flores Magón de la normal de Ayotzinapa, Guillermo Hernández Castro, él como todos sus compañeros organiza las comisiones para vigilar las entradas principales del Internado, a pesar que ya están resguardados por la comunitaria. Entre el trote de un lado a otro accede hablar de los hechos en Iguala. “El ataque en contra de nuestros compañeros, tiene nombre y apellido, Ángel Aguirre Rivero, quien se oculta detrás del Partido de la Revolución Democrática (PRD)”.
Luego suelta: “No nos perdonan que alcemos la voz en contra de la injusticia, no nos perdonan que defendamos lo que es nuestro, por eso quieren acabar con nuestra Normal, por eso mataron a nuestros compañeros el 12 de diciembre de 2011 y el 7 de enero de 2014, ahora de nueva cuenta han matado a nuestros hermanos en Iguala”, dijo Hernández Castro.

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El viernes 26 de septiembre, mientras Erick hurgaba entre su mochila para sacar dinero con que pagar los útiles escolares en una papelería en Chilpancingo, recibió una llamada, se trataba de su amigo Bernardo Flores Alcaraz quien le pidió de favor que lo acompañara a Iguala a una actividad de lucha, invitación que acepto sin oposición con la condición de que iría de apoyo y no como parte del comité.
Además Erick le dijo a su amigo que lo esperara en lo que regresaba de Chilpancingo, por su la tardanza del transporte público Erick llegó tarde a la Normal, así que los muchachos salieron a eso de las 6:00 o 6:30 a Iguala.
En la plática entre Bernardo y Erick antes de salir a Iguala, se habló de la necesidad de tomar unos autobuses para la marcha nacional en la ciudad de México el 2 de octubre.
“Paisa, al rato regresamos, esto es un rato”, le dijo Bernardo a los de nuevo ingreso mientras abordaban en dos autobuses de Estrella de Oro que los llevaría a Iguala.
De Ayotzinapa a Iguala, los normalistas hicieron una parada en Huitzuco, ahí dejaron un camión y los demás se fueron en el segundo autobús, a la caseta de cobro Iguala-Alpuyeca a esperar las condiciones para tomar ahí los camiones.
Sin embargo el plan no se concretó, porque al arribar al lugar se encontraron que una moto y un carro los iban siguiendo. “A esa hora, creo que ya nos tenían identificado”, dice Erick.
Apostados por el carril de norte a sur La policía estatal y federal resguardan la estación de cuota, los autobuses que ahí se detienen solo voltean a ver a los uniformados y avanzan sin mayor preocupación mientras que los normalista esperan paciente de actuar, para ellos un camión significaría la victoria por lo menos en esa tarde, victoria que no llegó por más que esperaron.
Erick cuenta lo que pasó en ese lugar después de las siete de la noche: “Los policías estaban parando los autobuses y bajaban a la gente, nosotros intuimos que nos iban a quitar el autobús en que íbamos, pero no, seguimos con nuestra actividad, esperamos un rato para ver si podíamos tomar un autobús aunque sea, pero no se pudo. En ese lapso de espera le marcaron al celular de Bernardo, le dijeron que el autobús que habían tomado los chavos en Huitzuco, llegó a la terminal, que el chofer había forcejeado y se escapó con la llave, dejando a diez compañeros encerrados en el camión”.
Al concluir la conversación telefónica de Bernardo, este busca a Erick para ir al rescate de sus compañeros: “Antes de ir al rescate de nuestros compañeros en Iguala, le pensamos un poco, porque ya se sabía que es peligroso, pero teníamos que ir por ellos porque salimos juntos de la normal y juntos teníamos que regresar”.
En cuestión de segundo, los estudiantes abordan el camión y se encaminaron hacia Iguala, al pasar por el zócalo encontraron la fiesta de la esposa del alcalde Jose Luis Abarca, la presidenta de Desarrollo Integral para la Familia (DIF) rendía su segundo informe de actividades de ese organismo, un informe para anunciar su aspiración a la presidencia municipal de Iguala.
Cunado Bernardo y Erick llegaron a la terminal de autobuses, encontraron a sus compañeros encerrados en el autobús, no podían salir porque el chofer huyó con las llaves: “Lo que hicimos fue forzar la puerta para que pudieran salir nuestros compañeros, luego tomamos dos autobuses para salir de ahí, porque necesitamos esos camiones, así que aprovechamos el momento, los hicimos porque la empresa sabía de las actividades de lucha en nuestra escuela”.
Cundo los normalistas rescataron a sus compañeros que estaban atrapados en el autobús Costa Online, abandonan la terminal, antes tomaron dos camiones.
Con voz entrecortada, Erick detalla: “Lo que le molestó a la empresa fue que les hayamos tomado los autobuses en la terminal. Nos llevamos un Costa Online y una Estrella Roja, los dos autobuses los tomamos en la terminal, antes ya teníamos los dos Estrellas de Oro”.
Al tomar la calle Álvarez llegan policías municipal y estatal, ahí se da el primer la primera agresión de los uniformados en contra de los estudiantes que se defienden ante las amenazas de ser detenidos.
Para salir de la calle Álvarez, los normalistas hicieron una valla humana para poder sacar los autobuses que tomaron en la terminal. Los últimos que se quedaron abordaron el autobús, “Costa Online”, porque el autobús estrella de oro había sido balaceado de lado izquierdo de la parte trasera.
Al tercer autobús, Estrella de Oro número 1568, los policías lo rodearon y le dispararon, en ese lugar cayó otro normalista herido, de ahí se llevaron a los detenidos.
Erick narra: “Los policías, seguían disparando, mientras llegaban más policías y personas civiles armados en un carro blanco. Cuando bajé del autobús me dispararon junto con otros dos compañeros, que salió herido en la cabeza y el otro en el brazo, ambos por un balazo, fue en ese momento cuando los policías mandaron a traer ambulancias para llevar a los heridos. En ningún momento nos propusieron llegar a un acuerdo esto nunca sucedió. A mis compañeros se los llevaron los policías en las patrullas, a mí no me llevaron porque estaba herido”.
El normalista dijo que por lo menos vio más de 30 policías, luego alcanzó a ver las patrullas 018, 020, 027, 028 “y la 302 que se llevó a un compañero herido”.
Agrega: “Cuando me llevaron al hospital como subían a mis compañeros a las patrullas, uno de los 43 desaparecido llevaba un rozón porque los policías tiraron a matar, los chavos desaparecidos fueron llevados hacia la salida a Taxco, no sé realmente si fueron llevados al cuartel militar o a la de policía, desconozco esa parte, los mismos choferes fueron los que dieron información a cerca de nosotros, de lo que estaba pasando”.
Otro estudiante herido cuenta lo que sucedió esa noche en Iguala: “Escuché el primer disparo, ellos (policías) empezaron a agredirnos, tirando balazos al aire o al suelo. Cuando vimos que estaba muy complicado salir de ahí entonces hicimos una valla para sacar los tres autobuses que nos quedaba, para eso la Estrella Roja se había desviado a otro lado de la terminal. Vi que en la puerta trasera se escapó”.
Los normalistas llegaron a al hospital irreconocible por el hinchazón que llevaban en la cara. Erick recuerda: “Cuando llegamos al hospital, no nos querían atender, escuché a uno decir, ‘hubieran matado a esos malditos Ayotzinapos’, ahí entendí que en el hospital de Iguala mandaba Abarca, porque ni un médico, enfermero quisieron auxiliarnos”.

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Cuando la policía trasladó a Erick se fue al hospital, se contabilizaban cuatro heridos y varios detenidos. No fue la única refriega en contra los estudiantes, hubo dos ataques a los normalistas, el primero cometido por policías municipales contra tres autobuses de línea en los que viajaban los jóvenes ahí resultó herido Aldo Gutiérrez Solano, de Ayutla (estado vegetativo).
Cuatro horas después vino el segundo ataque, en contra de los jóvenes cuando informaban la prensa y a profesores de los hechos, en ese momento un comando armado los atacó desde la oscuridad de periférico.
En una segunda refriega, casi a la media noche, hombres armados disparó con armas de grueso calibre más de 200 balazos, en un lapso de 10 o 15 minutos en contra de normalistas, maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG) y reporteros que llegaron al lugar de los hechos. Ahí cayeron muertos dos normalistas: Daniel Solís Gallardo de Zihuatanejo y Julios César Ramírez de Tixtla.
Normalista que estuvo en la primera agresión contó que después de la persecución por varias cuadras del centro de la ciudad, al llegar al Periférico Norte varias patrullas les fueron cerrando el paso al frente y otras más atrás de los tres autobuses y en seguida los rafaguearon.
Casi a la media noche, después del segundo ataque a los normalistas, otro grupo armado ataca al autobús donde viajaban integrantes del equipo de futbol Avispones, de Chilpancingo.
José María Memije, entrenador del equipo y padre de uno de los futbolistas, dijo que su hijo le informó que el equipo regresaba a Chilpancingo cuando el camión fue atacado a balazos y quedaron tres jóvenes muertos en el interior.
Ahí cayeron David Josué García Evangelista, de 14 años, el chofer Víctor Manuel Lugo Ortiz y Blanca Montiel Sánchez, murió, mientras que el taxista que pasaba por allí resultó herido.
Más tarde circulo en las redes sociales, la imagen más conmovedora. Se trataba de un muchacho con playera roja, con rostro desollado quien permanecía tirado en el suelo a unos metros de donde fueron atacados los normalistas la noche del 26 de septiembre. Julio César Mondragón, con una mujer y un recién nacido era el tercero de los caídos esa noche.
Los compañeros del chilango lo encontraron cuando el sol rosaba a las 9:00 de la mañana, los integrantes del comité estudiantil de Ayotzinapa no hallaron palabras para explicar lo que vieron ese día.

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La parte médico vino el sábado 27 de septiembre, a 12:00 de los hechos, salió el secretario de Salud del estado, Lázaro Mazón Alonso, para dar a conocer que 19 personas ingresaron a hospitales de Iguala con heridas de arma de fuego luego de los ataques de policías municipales y grupos armados a normalistas y futbolistas.
El funcionario estatal precisó ese día que 14 en el hospital general, dos en el IMSS, uno en el ISSSTE y dos en un hospital privado de Iguala. De los heridos, uno falleció y cinco fueron dados de alta por la mañana del sábado.
“Víctor Lugo Ortiz falleció en la madrugada; ingresó con heridas en ambas piernas y el brazo izquierdo”, explicó el secretario.
Los tres pacientes graves son: Aldo Gutiérrez Solano, con una herida en el cráneo, Edgar Andrés Vargas y Pedro Rentería; el primero con traumatismo en la cara; en el caso del segundo, requerirá ser trasladado a otro hospital donde haya área de cirugía plástica, debido a las lesiones en el ojo, nariz, paladar superior y maxilar; mientras que el tercero fue operado por una lesión en el abdomen e hígado.
De los 14 pacientes que fueron atendidos en el hospital general, uno falleció, a cinco se les dio de alta mientras que dos continúan grave. Aunque no dijo quiénes eran normalistas y quienes futbolistas.
Los demás pacientes que permanecían en observación son: Daniel Galena Rentería con heridas superficiales en la rodilla; Carlos Adame Flores con lesión en partes blandas del brazo izquierdo; Erick Santiago López con una herida en el antebrazo derecho y pérdida de partes blandas; Aureliano García Cerón con fractura expuesta de tobillo por arma de fuego, y Fátima Bahena Peña con herida en el tórax y pie derecho.
A Los que se les dio de alta son: Facundo Serrano Urióstegui, que llegó con esquirlas en el cuello; Luis Ángel Torreblanca, atendido de una herida superficial en el lado derecho de la cadera; Javier Medina Bello tenía esquirlas en la espada; Carlos Gerardo Tinoco llegó con una herida superficial en la cadera y Miguel Ángel Espino Honorato que sufrió una crisis asmática.
En el IMSS e ISSSTE fueron atendidos Enrique Hernández Carranza, Angélica Chávez Norma y Jorge León Sáenz, que fue trasladado a Acapulco; en hospital privado se atendió a Miguel Ríos Nei, con lesión en pierna derecha y abdomen; del Hospital General le compartieron paquetes de sangre, informó el funcionario; y Vanesa Ortiz Salazar con herida superficial en el brazo derecho.

La persecución inició año antes.
El 12 noviembre de 2013, los normalistas fueron golpeados por la policía estatal, cuando intentaban tomar unos autobuses en la Central Camionera de Chilpancingo, los camiones que los estudiantes pretendían llevarse eran para transportar a las delegaciones para asistirían a la marcha por el sexto aniversario de la represión que fueron objetos en el Congreso del Estado el 14 de noviembre y en la caseta la venta el 30 del mismo mes.
Desde esa ocasión, cada vez que hay movimiento en la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, ubicada en Tixtla, la terminal de autobuses se llena de policía para evitar que los jóvenes sustraigan los camiones.
15 días antes de que se anunciara la marcha de 2 de octubre a la ciudad de México, la central camionera fue resguardada por la policía del estado con equipo antimotines. Para los jóvenes que tuvieran algún parecido con los normalistas, eran revisados minuciosamente por los uniformados para evitar que los estudiantes entraran por los camiones.
En aquella ocasión, los normalistas llegaron en un autobús al puente peatonal que comunica las colonias San Juan y Electricistas, frente al hotel Paradise, en la lateral sur-norte del bulevar. Cubierto con paliacates y camisas, gorras y sin ningún tipo de arma, para sustraer que algún autobús cruzara a ese lugar y así apoderarse de uno pero esto no ocurrió.
En su intento por llevarse los autobuses delatados por los taxistas que hacen sitio en la Central Camionera ante la policía estatal que de inmediato dispusieron un operativo para detenerlos, los uniformados no lograron a los normalistas que huyeron del lugar.
Ese día, los policías antimotines persiguieron a los normalistas pero no los alcanzaron, en su paso arrojaron gas lacrimógeno a los comerciantes de los mercados: Benito Juárez y Baltazar R. Leyva Mancilla.
Comerciantes que presenciaron los hechos, relataron que los policías estatales superaban en número a los normalistas y, a pesar de que aseguran que no hubo ningún enfrentamiento o agresión verbal entre ambos grupos, fue notorio el ambiente de amenaza que se instaló en la zona, debido a que los policías portaban sus armas larga y gas pimienta.
Cuando los normalistas vieron que no era posible hacerse de autobuses en Chilpancingo así que decidieron ir a Iguala, la ubicación geográfica les permitía a los estudiantes tomar a los autobuses sin ser detenidos por la policía estatal ni federal.
La tarde de ese 12 de noviembre, los estudiantes acudieron a Iguala, logrando traer 8 camiones, pero en el crucero de tierras prieta, policía federal y estatal le cerraron el paso para quitarles los autobuses pero no lo lograron gracias a que los muchachos se apoyaron las organizaciones sociales que llegaron para participar a la marcha de 14 de noviembre.
El 22 de septiembre de 2014, un contingente de 40 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa trató de apoderarse de un autobús en la Autopista del Sol, cerca de Tierras Prietas, pero fueron frustrados por elementos de las policías estatal y federal.









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